Educación nombra catedrático de dolçaina a un estudiante sin el título

El elegido se inscribió primero para cursar los estudios, después fue rechazado como docente en la bolsa de trabajo y semanas después le adjudicaron el puesto

Los estudios de dolçaina desafinan. El procedimiento para poner en marcha por primera vez el grado superior de música en la especialidad de dolçaina en la Comunitat Valenciana es rocambolesco. Una selección del profesorado con un sonido extraño. Un aspirante a estudiar el grado superior de dolçaina y no admitido en la posterior bolsa de trabajo de catedrático del instrumento es al final el elegido para seleccionar a los alumnos y dar las clases. El estudiante, en un plazo de tres meses, es elegido catedrático de la especialidad que él aspiraba a cursar. Un enredo que cae de lleno en la conselleria de Educación y Cultura de Vicent Marzà, uno de los pilares de Compromís, un partido que podría haber culminado el trabajo iniciado en su día por el Consell del PP por la dolçaina y la música tradicional valenciana. Con los datos en la mano el proceso presenta muchos borrones en la partitura.

Antes del pasado verano, se publicó el listado definitivo de las personas que aspiraban a las enseñanzas artísticas superiores de música del conservatorio Joaquín Rodrigo de Valencia. En esa lista hay diez aspirantes para cuatro plazas en los estudios superiores de dolçaina. Entre ellos, Pasqual Salort Aguilar.

El tribunal rechazó a una titulada con máster, doctorado, inglés y valenciano

El 26 de junio de 2018 se convocó por parte de la dirección general de Centros y Personal Docente una bolsa de trabajo en la especialidad de 'dolçaina'. Los requisitos para optar eran poseer el título superior de música de la especialidad de dolçaina o el título superior de música de una especialidad y acreditar formación y experiencia en el instrumento. El presidente de la comisión fue Jordi Carles Reig Bravo.

A la bolsa de trabajo optaron ocho personas. Tan sólo dos llegaron a la fase final. Las otras seis fueron cortadas antes de las pruebas, entre ellos Pasqual Salort Aguilar, que vio en la bolsa su primera oportunidad para ser más que un aspirante a alumno y ser el profesor del superior de dolçaina. Pasqual Salort se queda fuera al no presentar la titulación exigida, según consta en el actas de resultados. De los dos aspirantes que pasan el corte, uno queda fuera al no presentarse a la práctica y otra no pasa la prueba de aptitud. El 26 de junio de 2018, la dirección general de Centros declara la bolsa desierta, por lo que se abre un abismo para la titulación superior de dolçaina, que carece de catedrático para impartir las clases.

Durante los meses de septiembre y octubre la plaza de la especialidad de dolçaina en el cuerpo de catedráticos de música queda vacante en cada convocatoria que publica la Generalitat. Al estar la bolsa vacía, es imposible que exista un candidato a impartir la materia. La única persona que podía optar fue suspendida por el tribunal que presidía el doctor Jordi Reig y que contaba como asesor al profesor Xavier Richart.

Al no cubrirse la plaza, la conselleria de Educación rebajó los requisitos para optar al puesto. Un título de grado profesional de dolçaina -el que está por debajo del superior- y una licenciatura en Historia y Ciencias de la Música eran suficientes para cubrir la plaza por la adjudicación de procedimientos de difícil cobertura. El 26 de octubre, cuatro meses después de constituirse la bolsa de trabajo, Pasqual Salort Aguilar se hace con la plaza. De aspirar a ser alumno del superior de dolçaina y tras ser rechazado para participar en la bolsa de trabajo, Salort será el encargado de impartir las clases como si fuera un catedrático cuando él sólo aspiraba a aprender. El próximo martes 6 de noviembre ya evaluará a los once aspirantes que optan a una de las cuatro plazas del superior de dolçaina.